En la escritura

26 de abril de 2010

No sé cómo no remitirme a la escritura, si no tengo más valor para decirle las cosas que de alguna manera quiero que entienda, pero no del todo. Me remito a la escritura buscando un poco de claridad en mis pensamientos y un poco de comprensión de su razón. Me parte y me arma a voluntad, voluntad perdí por completo cuando sus labios bese por primera vez, no importa soy feliz sin esa voluntad que me llevaba a tener atrapado el miedo.

Sin miedo, sí, así camino este sendero marchito, porque digo marchito sí no hay nada sembrado, simplemente soy el andariego que busca en el horizonte una curva interminable de emociones y sensaciones nuevas.

Así que me remito a la escritura en una noche que dejo contaminado de su figura sexy y su canción pegajosa. No la libero de las garras de ese dragón que con fauces de hierro le sujeta (mi razón), pero es libre de caminar con la cadena que adorna el espacio fugitivo que pronto se desangrara por una palabra suya.

You are the one

9 de abril de 2010

Titulo de la canción, titulo que expresa más que la misma letra... lleva ese enigma encerrado entre lineas y voces. Lo mejor o peor, es la respuesta... es la palabra que no se pronuncia en ese instante seco que escuchas y no tiene fin.

Igual, el duelo lo ganó... y felicitaciones. De nuevo perdí y no me siento mal, bueno solo un poco por esa certeza de victoria que sabe a derrota!

Tesuer

hum...

2 de abril de 2010

Sonrío y bebo mis lágrimas, como un vino frágil. ¿Quieres entender mi alma?, no, mi vacio te confunde, todo se reduce a palabras sin sentido y prolongados silencios. Aquí solo reina el engaño, de mí hacia ellos y de ellos hacia mí, no hay verdad completa en esta pena que palidece poco a poco.

La demencia… me castiga, el dolor… es un acto sádico como la vida que pretendo llevar y construir paso a paso. No sé que quieras entender, no sé que desees comprender, pero no hay más que un vacio inquietante y un culto macabro a la muerte.

Por consiguiente, el caos interior me ha llevado a drenar mis lágrimas. No tengo nada que confesar, solo busco algo en que creer… pero hay tanto de mí aquí, que el hastío rompe con la noche que entre mortajas de mi cuerpo, se alimenta del dolor de mis recuerdos.

No sé que quieras, no lo sé, por lo tanto, aquí me despido…